Hoje o Observatório de Regionalismo traz uma entrevista realizada com a Profa. Dra. Lorena Oyarzún, da Universidad de Chile (UChile), sobre os desafios da Aliança do Pacífico em tempos incertos, as percepções chilenas sobre o papel da Unasul na região e as eleições presidenciais no Chile (que ocorrerá dia 17 deste mês) levando em consideração o contexto político interno do país e repercussões para a política externa do mesmo.
Entrevista realizada por Julia Borba
Entrevista Lorena Oyarzún (UChile) – Podcast
Entrevista Lorena Oyarzún (UChile) – Transcrição do áudio
Julia Borba: En el nombre de Observatorio, me gustaría mucho agradecer tu disposición para hacer esta entrevista con nosotros. Sobre la Alianza del Pacífico: cuando fue creada, mucho se discutía sobre el éxito del bloque por direccionarse a la región Ásia-Pacífico y de esta forma estar más cerca de los flujos de comercio internacional. Sin embargo algunos especialistas apuntan que el fin del ciclo de las commodities, la retirada de los Estados Unidos (EE.UU) del Transpacific-Partnership (TPP) y la ola proteccionista pueden comprometer el éxito del bloque. En ese sentido, cuáles han sido las alternativas para la Alianza del Pacífico?
Lorena Oyarzún: Primero me gustaría dar las gracias por la invitación y por tener la posibilidad de conversar con ustedes al observatorio, que me parece algo muy interesante que estén estudiando y haciendo este observatorio. La Alianza del Pacífico, tal como tú señalas, se da en un contexto (y estamos hablando del año 2011 y 2012, cuando se firma el Acuerdo Marco) en que hay que entenderla como una respuesta, como un regionalismo tipo defensivo. Un regionalismo que se quiere defender de las ideas que provienen de grupos o sectores denominados progresistas: un regionalismo denominado revisionista, como el caso del Mercosur, que busca mayor autonomía/mayor proteccionismo, o el caso del ALBA (que en ese momento todavía estaba Chávez). Entonces, esas figuras y estrategias de inserción para estos cuatro países de la Alianza del Pacífico claramente se veían como una amenaza. Más que amenaza en sí mismo, sino que la amenaza que podía tener su credibilidad al respeto de las normas del juego, a respecto de la capacidad de hacer negocio y concentrar o atraer inversión externa.
Entonces, el ciclo que tú dices efectivamente hay un cambio: vemos que desde el 2004 a 2014 fue el superciclo de las commodities, donde el crecimiento fundamentalmente se basó en la demanda china, y que los otros países, como EE.UU y la Unión Europea, se encontraron en una recesión y crisis políticas y económicas que derivaron de eso también. Este cambio de escenario, y hoy día que no sabemos muy bien hacia dónde va porque hay incertidumbre, es un cambio de escenario que tal como se mencionaba involucra un giro más proteccionista, podríamos decir, de una de las potencias mundiales económicas cómo es EE.UU (y la administración de Donald Trump), con la retirada de ese país del TPP – donde Chile, México y Perú eran parte y buscaban desde esa manera seguir liberalizado el comercio a través de este bloque y con este vínculo importante con el Asia.
El “Brexit” en el fondo también es una forma de proteccionismo. La salida de Reino Unido también implica y pone en cuestión qué es lo que va a pasar ahora con la Unión Europea en estas negociaciones. Estamos en un momento incierto en términos económicos, pero también políticos. En el fondo es ¿cómo se gestiona la globalización y la interdependencia? Por un lado, más globalización, más interdependencia y más integración (incluso integración profunda en algunos casos); o, por el contrario, mayor proteccionismo, aislarse, etcétera. ¿Qué es lo que puede pasar ahora, o la pregunta particularmente, cómo vemos la Alianza del Pacífico en este escenario? Puede ser una oportunidad, porque esta idea les da mayor margen de acción a estos cuatro países.
La verdad que la iniciativa de la Alianza del Pacífico es una iniciativa regional que podríamos decir “están cooperando”, pero no podemos hablar de integración profunda: estos países estaban bien liberalizado entre ellos en términos de las barreras arancelarias, pero no hay un proyecto de constituir un organismo, por ejemplo, de solución de controversias, pese que hablan de integración profunda o de libre circulación de los bienes y las personas. Para construir un mercado común, eso está muy lejano todavía.
Entonces ¿qué pasa ahora, cómo se posicionan estos países? Puede ser una oportunidad para que no esté tan polarizadas las ideas de quiebre/grieta/fisura regional entre lo que es este bloque Pacífico y lo que podría denominarse el bloque Atlántico – asociado fundamentalmente al Mercosur. En ese sentido yo creo que puede haber una oportunidad, no pensando en que se van a unir o que va haber una integración entre estos bloques porque tienen distintos modelos, pese que hayan cambios en Brasil y en Argentina. Es muy pronto y muy lejano todavía hablar de cambiar o transformar el modelo, porque Mercosur si es un proceso de integración, con todas las falencias o vacíos que tiene, tiene normas y tiene instituciones. Y eso claramente también tiene incidencia en lo que deben cumplir o no los Estados, más allá de los gobiernos y los cambios de gobierno.
Particularmente en este caso, Chile ha sido bastante proactivo a través del gobierno de promover un diálogo que ya se inició. Lo interesante es que la Alianza del Pacífico se va promover y ya lo está haciendo, conversando con Singapur, Nueva Zelanda, Canadá y Australia para que sean miembros asociados. Esto ya es un gran avance, porque esos países también están en el TPP (y gran parte los países que estaban en el TPP han quedado de alguna manera huérfanos de un liderazgo para la liberalización, porque tienen en sus modelos de desarrollo la apertura como crecimiento).
Entonces, claro, puede ser es un estamos en un escenario que desafía, pero no necesariamente es negativo. La pregunta tal vez más importante de este bloque es ¿cómo van a negociar? Porque tal vez las negociaciones que se hicieron en el marco del TPP para estos tres países tal vez no eran tan beneficiosa. De hecho, hay un gran sector de la población, que es de la sociedad civil, que criticaban a estos acuerdos porque la liberalización sin que haya una fuerte reciprocidad puede generar efectos negativos – por ejemplo, en el tema la propiedad intelectual, la venta y acceso a medicamentos. Por eso digo que puede ser un escenario interesante para conversar, para dialogar y también para pensar el desarrollo sustentable y sostenible en el tiempo. Que el crecimiento se piense también en la forma de dar mayores posibilidades a la población, no solamente a grupos económicos. Entonces es un momento interesante, pero la verdad que puede pasar de todo – o sea es incierto.
Julia Borba: Además de la Alianza del Pacífico, Chile también participa de otras organizaciones regionales como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). En ese sentido ¿Cómo Chile estaba viendo la Unasur y cómo la puede ver en este nuevo escenario?
Lorena Oyarzún: Te agradezco la pregunta en realidad, porque creo que la Unión de Naciones Suramericanas se hace un proyecto muy importante a nivel regional donde Brasil cumplió un rol muy fuerte. Lamentablemente yo creo que en este nuevo escenario se ve un estancamiento del accionar de la Unasur – y recordemos que es una organización internacional con personalidad jurídica que tiene instituciones. Estamos hablando que hay institucionalidad, pero que es un tipo de regionalismo que promueve el diálogo político y que eso ha sido importante para dar gobernanza regional. Hay que entenderla como un organismo que no incluye los aspectos económicos: como te mencioné anteriormente, los modelos de desarrollo económico en América del Sur se dividen en distintos modelos. Sin embargo, esta organización, como te decía, promueve el diálogo político. Vemos que uno de los grandes vacíos que hay hoy es como se enfrenta la crisis de Venezuela: Unasur no ha tenido un rol activo ahí y ha sido justamente porque no hay un consenso entre los 12 países sudamericanos para abordar esta compleja situación. Desde Chile, en el momento del origen de la Unasur en 2008, había bastante reticencia porque Chile, al aplicar el regionalismo abierto, en realidad siempre estuvo como miembro asociado y nunca como miembro realmente pleno. En este caso se da el salto porque se deja fuera el aspecto económico y también porque nos damos cuenta, es decir, hay una sensibilidad en Chile que más allá de la ideología de los gobiernos de turno, que hay interdependencia: tú eres parte de la región. Te puede gustar más te puede gustar menos, pero un problema de migración va a ser con tu vecino, un problema de seguridad inmediata de narcotráfico va a ser con tu vecino. Hay muchas temáticas que tienes que gestionar desde la región y para eso necesitas entrar en diálogo con países vecinos, por ejemplo, Bolivia y Perú – aunque Chile y Bolivia no tengan relaciones diplomáticas, solo relaciones consulares. Entonces, en un principio fue vista como amenazante porque se pensaba que iba a ser más de cesión de competencias. Como no es una organización con cesión de competencias todavía, sino es un proceso que está ahí, la verdad que fue bien evaluada por Chile, sobre todo con la crisis de Pando (Bolivia) dónde hubo una situación donde se logra neutralizar, o alejar esta amenaza, de un quiebre democrático en Bolivia. Y eso siempre es bueno para todos, nadie quiere que haya un quiebre democrático en la región. Ya tenemos demasiada experiencia en este tema, pero lamentablemente, como te digo, hoy también porque vemos que desde Brasil hay una inacción: es un país que está muy incierto en la temática interna a raíz del impeachment de Dilma Rousseff y también por el entramado de corrupción que afecta y salpica no solamente a políticos en Brasil, sino que en toda la región. Entonces, la verdad que hoy se ve y se percibe que Unasur no está en la agenda. No estaba ni en la agenda presidencial de los posibles candidatos que pueden asumir, no está realmente presente, pero me parece que en algún momento esto va a tener que revertirse porque hay temas que, más allá de la ideología, son temas regionales que van a afectar y [Unasur] puede ser una buena alternativa para dialogar. Pero, lamentablemente hoy no es la prioridad en ese sentido
Julia Borba: Pronto habrán las elecciones en Chile, en que de esta vez se destacan muchos candidatos. ¿Qué representan estos candidatos en el contexto actual de la política chilena y qué puede reflejar en la política exterior?
Lorena Oyarzún: La verdad que escenario chileno es bastante movido en términos de las elecciones actualmente. Tenemos muchos candidatos que hace bastante tiempo no sucedía porque en general estaban divididos en dos grandes bloques: la Concertación (anteriormente)/Nueva Mayoría y, por otro lado, la Alianza. Hoy tenemos una fragmentación mucho más importante donde vemos candidatos que van desde una derecha más conservadora a una izquierda más radical y, por supuesto, candidatos que se encuentran más en el centro-izquierda y centro-derecha. Pero es interesante ver que, cuando se habla de política exterior en Chile, en general hay una continuidad porque, a grandes rasgos, la política exterior chilena tiene algunos principales ejes como la liberalización del comercio. De hecho hay críticas sobre entender muchas veces la política exterior como una diplomacia económica o una política comercial, y no es lo mismo cuanto a los elementos que tiene en una política exterior.
En términos de los grandes temas o conflictos, nosotros nos encontramos con un proceso que se encuentra en la Corte Internacional de Justicia con Bolivia por dos temáticas: una interpuesta por el gobierno boliviano para tratar de obligar el gobierno chileno a negociar la salida soberana del océano Pacífico; y por otro lado, una demanda chilena por el uso de las aguas del río Silala. Entonces, estamos un escenario que uno de los principales conflictos no es político, sino que se encuentra judicializado, es decir, la principal característica es que está en la justicia internacional.
No hay grandes diferencias entre los candidatos. Claro, podríamos hablar que los más radicales, en términos de la izquierda más dura, sí podrían tener una diferencia en eso, pero en general la mayoría de los candidatos y sobretodo quiénes pueden ser los posibles ganadores, no. Las encuestas están posicionando al ex-presidente Piñera como uno de los principales candidatos porque está más cohesionada la centro-derecha. Por otro lado, tenemos las candidaturas Alejandro Guillier y Beatriz Sánchez. Ninguno de ellos tres, que son los que tienen más posibilidades concretas de salir electo, tienen grandes diferencias en la política exterior. Lo que sí podría decirse es que [hay diferencias cuanto al] matiz en términos económicos. Con Sebastián Piñera se va a promocionar mucho más la Alianza del Pacífico: él viene del mundo empresarial, su ex-ministro de Relaciones Exteriores hoy en día es el principal representante de los empresarios en Chile.
En ese sentido veríamos [diferencias], pero en términos políticos de soberanía existe una continuidad en ese escenario. Entonces, yo creo que, para la región Chile en general ha tenido esta aplicación, como yo decía, de un regionalismo abierto y pragmática, que no van a dejar de hablar con nadie en la región, pero si podría verse tal vez una posición mucho más crítica cuanto a Venezuela y, si sale Sebastián Piñera, una posición más cercana hacia EE.UU (menos intrarregional con Sebastián Piñera, creo yo), que podían ser matices pero no grandes cambios – y matices en este contexto de incertidumbre también son relevantes
Julia Borba: Muchas gracias profesora Lorena, para nosotros es una oportunidad puede hablar con una investigadora chilena y saber sobre estas cuestiones desde la mirada de un país ubicado en el Pacífico.
Lorena Oyarzún: Muchas gracias, Julia, un placer estar acá en esta jornada y conversar con ustedes, también es muy interesante para mí conocer la visión de los investigadores/ futuros investigadores brasileños.