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La fragmentación política en la región ha sido uno de los principales factores incidentes en la estabilidad del progreso de los procesos de integración o cooperación. Al desgaste de la izquierda, las contusiones sociales y económicas, y los “prometedores” avances de los mecanismos en la fase posterior al año 2000 en favor de una América Latina más autónoma, fueron contrapuestos mecanismos de la derecha en ascensión, una derecha que hoy también está en crisis.

De esa forma, se han noticiado resultados electorales desde 2018 como expresión de una “nueva izquierda”. Tras gobiernos de derecha conturbados, la continuidad y profundización de las crisis sociales, económicas y políticas, también en las urnas se reiteraron los “votos de castigo” a gerencias gubernamentales cuyo ascenso tuvo como punto de inflexión, por ejemplo, el acceso del exmandatario argentino Mauricio Macri al poder en 2015.

En comicios tan históricos cuanto los de Vicente Fox, candidato de la Alianza por el Cambio (PAN-PVEM) en el año 2000 –cuando, por primera vez en 70 años el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de centroderecha perdió el poder-, André Manuel López Obrador alcanzó la presidencia en México y asumió esta el 1 de diciembre de 2018, rompiendo la tradicional alternancia bipartidista mexicana. En este contexto centró su discurso electoral en la lucha contra la corrupción y la recuperación económica (1).

En el caso argentino, el actual mandatario Alberto Fernández asumió la presidencia el 10 de diciembre de 2019. Representante del peronismo, participó del gobierno progresista de Néstor Kirchner (2003-2007), mientras la esposa de este último, Cristina Fernández de Kirchner constituyó un impulso para alcanzar la presidencia al constituirse como su compañera de fórmula en los comicios con una agenda centrada en la recuperación económica, la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y la disminución de la pobreza.

Por su parte, la división de Bolivia en el 2019 tras la fractura política, el pedido de renuncia de la policía y las Fuerzas Armadas al presidente Evo Morales y en consecuencia, la dimisión del mismo, la errática presidencia interina de Jeanine Áñez, la fuerza del Partido Movimiento por el Socialismo y la incontestable influencia del otrora mandatario, confluyeron en la ascensión al poder de su candidato Luis Arce Catalora, cuyo gobierno se ha centrado en las cuestiones económicas y la gestión de la crisis sanitaria causada por la Covid 19.

Por otro lado, Ecuador volverá a las urnas el próximo 11 de abril para elegir entre André Arauz, del partido Unión por la Esperanza (UNES) y Guillermo Lasso, del Movimiento Político Creando Oportunidades (CREO). El país, luego del guiño neoliberal del mandatario Lenín Moreno y a pesar de los cuestionamientos a la izquierda, parece mantener su confianza en esta ala y la otrora gestión de Rafael Correa (2007-2017).

Esperanzadores, estos gobiernos han propiciado opiniones a respecto de nuevos aires regionales, si bien como representantes de la calificada nueva izquierda han intentado distanciarse de sus antecesores, aunque apoyándose en el capital político de los líderes que los ayudaron a elegirse como: Cristina Fernández de Kirchner con Alberto Fernández (Argentina), Evo Morales con Luis Arce Catalora (Bolivia) o Rafael Correa con Andrés Arauz (Ecuador). En algunos análisis, la esperanza se hizo extensiva a una posible retomada de la integración o cooperación de inicios de los años 2000 en la región.

Sin embargo, ¿cuál es la capacidad de esta “nueva izquierda” para retomar y avanzar en estas agendas? 

En primer lugar, estos gobiernos de la “nueva izquierda” han enfrentado una crisis sanitaria como prioridad en su gestión durante el avance de la pandemia de Covid-19, que ha influenciado negativamente –entre otros factores- en la estabilidad y posibilidad futura de reelección en el caso mexicano y argentino.

Una recesión económica profunda con una contracción del 7.7% del Producto Interno Bruto (2) en el 2020, y a pesar de la proyección de un crecimiento de 3,7% en 2021, “não será suficiente para recuperar os níveis de atividade econômica pré-pandemia” (3), se suma a las consecuencias de la Covid 19 y el desgaste de los respectivos gobiernos en pos de manejar la situación. En el caso argentino, por ejemplo, en diciembre del año pasado la aceptación de Alberto Fernández, había caído más de 40 puntos (4).

En su agenda doméstica, estos gobiernos han enfrentado diferentes factores. En el caso del presidente López Obrador decisiones controvertidas como “la creación de la figura de superdelegados –una especie de intermediarios entre el Presidente y los gobernadores- y crear una Guardia Nacional, decidir liberar a Ovidio Guzmán, hijo de ‘el Chapo’ Guzmán, cancelar la reforma educativa, eliminar el Seguro Popular e instancias infantiles”(5) entre otras.

En segundo lugar, a diferencia de inicios del siglo, el mapa político regional hoy se caracteriza por la heterogeneidad entre gobiernos que oscilan entre posiciones de izquierda, centro y de derecha(6). De este modo, la fragmentación política continúa a reducir las posibilidades de concertación de agendas comunes y como resultado, surgen –responsivamente a la dinámica propia de ese mapa político- otras instituciones u organismos que se sobreponen a los anteriores.

En este particular, la “nueva izquierda” enfrenta un escenario de fragmentación institucional, profundizado por la anterior ascensión de la derecha, que “desarticuló algunas de ellas, como el caso de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), y limitó fuertemente otras, como los casos del Mercado Común del Sur (Mercosur) y de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBATCP)”(7).

Otros desafíos resultan de los necesarios liderazgos. La conflictiva situación venezolana, impide la continuidad de su papel protagónico en la articulación antihegemónica e incluso, se ha tornado una “manzana de la discordia” regional, convirtiéndose en una de las motivaciones para la parálisis de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la articulación del Grupo de Lima. Relativo a este último, Argentina y México fueron signatarios de la Declaración de Lima, mientras Bolivia adhirió la misma el 22 de diciembre de 2019. Con la asunción de AMLO y Alberto Fernández, ambos mandatarios se negaron dentro del Grupo a firmar el Comunicado que reconocía a Juan Guaidó como el legítimo presidente de la Asamblea Nacional de los diputados(8); mientras Luis Arce restableció las relaciones diplomáticas de Bolivia con Venezuela el 11 de noviembre de 2020 después de un año de la ruptura de las mismas por la mandataria interina Jeanine Añez (15 de noviembre de 2019).

Sin embargo, solo Argentina hasta esta fecha de redacción de este artículo (24 de marzo de 2021) ha anunciado la salida del Grupo indicando que las posiciones adoptadas para aislar el gobierno venezolano, “no han conducido a nada”(9).

Por otra parte, a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) abandonada por siete países entre 2018 y 2020 se ha contrapuesto el Foro para el Progreso de América del Sur (PROSUR) como un foro regional de diálogo conformado inicialmente por los gobiernos de Argentina (Mauricio Macri), Brasil (Jair Bolsonaro), Chile (Sebastián Piñera), Colombia (Iván Duque), Ecuador (Lenín Moreno), Guyana (embajador George Talbot), Paraguay (Mario Abdo Benítez) y Perú (Martín Vizcarra) (10). No obstante, no todos los países de la región participan en este acuerdo, al cual, a pesar de ser invitados, Bolivia, Uruguay y Suriname se negaron a ingresar, mientras Venezuela el primer país a ser excluido. De esa forma, el PROSUR, no solo constituye una adición a la telaraña de instituciones de integración o cooperación, sino que intentó definir el liderazgo chileno, en un contexto de fragmentación regional.

En el caso brasileño, el gobierno de Jair Bolsonaro pareció distanciarse de la posición de liderazgo en los procesos de integración y cooperación suramericanos. En el Mercosur particularmente, las celebraciones por los 30 años de su fundación fueron marcadas por atritos que patentizaron las diferencias en la estrategia comercial externa conjunta al discutirse sobre el Acuerdo Unión Europea-Mercosur, mientras el gobierno argentino de Alberto Fernández prometió gestionar el ingreso de Bolivia a la organización intergubernamental (11).

Resumidamente, a pesar de las acciones de los gobiernos de esta “nueva izquierda” al interior de las instituciones u organismos de integración o cooperación regional, sus agendas domésticas constituyen desafíos más apremiantes. Por otro lado, las cuestiones pendientes relativas a la gobernabilidad y la democracia en la región, así como la propia fragmentación del mapa político generan la ausencia de liderazgos necesarios definidos que permitan la articulación de consensos para la construcción de una agenda de integración o cooperación actual con resultados significativos en un escenario de fragmentación institucional y regional.

Referencias:

[1] ¿Cómo va México tras casi dos años de gestión de López Obrador? Programas. El Debate. Disponible en: https://www.france24.com/es/20200902-el-debate-mexico-presidente-amlo-segundo-informe-de-gobierno. Publicado el 2  sept. 2020.

[2] CEPAL, Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2020 (diciembre 2020). Disponible en: https://www.cepal.org/sites/default/files/pr/files/tabla_prensa_pib_balancepreliminar2020-esp.pdf. Publicado en: dic. 2020

[3] CEPAL. A América Latina e o Caribe terão crescimento positivo em 2021, mas não será suficiente para recuperar os níveis de atividade econômica pré-pandemia. Disponible en:

https://www.cepal.org/pt-br/comunicados/america-latina-o-caribe-terao-crescimento-positivo-2021-mas-nao-sera-suficiente. Publicado en: 16 dic. 2020

[4] SANTANA, Alba. Una mirada al agitado y desafiante primer año de Alberto Fernández en la Presidencia de Argentina. Disponible en: https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20201210-primer-a%C3%B1o-gobierno-alberto-fern%C3%A1ndez-presidencia-argentina. Publicado en: 10 dic. 2020.

[5] ARISTA, Liadia. A dos años del triunfo de AMLO, ya hay signos del fin de la luna de miel. Disponible en: https://politica.expansion.mx/presidencia/2020/07/01/a-dos-anos-del-triunfo-de-amlo-ya-hay-signos-del-fin-de-la-luna-de-mie. Publicado en: 1ero julio 2020.

[6] Cómo cambió el mapa ideológico de América Latina en los últimos tres años. Infobae. América Latina. Disponible en: https://www.infobae.com/america/america-latina/2019/12/03/como-cambio-el-mapa-ideologico-de-america-latina-en-los-ultimos-tres-anos/. Publicado en: 3 dic. 2019

[7] FRIGGERI, Felix Pablo  y RICOBORN, Gisele. CELAC y el Grupo de Puebla: ¿Se retoma la integración latinoamericana y caribeña?. Sul Global 1 (2): 153- 171 [2020. Disponible en: https://revistas.ufrj.br/index.php/sg/article/view/36383. Publicado en feb. 2020.

[8] Sem México e Argentina, Grupo de Lima reconhece reeleição de Guaidó. iG último segundo. Disponible en:

https://ultimosegundo.ig.com.br/mundo/2020-01-06/sem-mexico-e-argentina-grupo-de-lima-reconhece-reeleicao-de-guaido.html. Publicado en: 6 ene. 2020

[9] Información para la Prensa N°: 092/21. La República Argentina se retira del Grupo de Lima

Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio internacional y Culto. Argentina. Disponible en: https://www.cancilleria.gob.ar/es/actualidad/noticias/la-republica-argentina-se-retira-del-grupo-de-lima. Publicado en: 24 marzo 2021

[10] FIGUEIREDO, Danniel. Prosul: entenda o novo bloco sul-americano. Politize. Política Internacional. Disponible en: https://www.politize.com.br/prosul/?https://www.politize.com.br/&gclid=EAIaIQobChMInYj__MrT7wIVhLzICh30RQilEAAYASAAEgLn_fD_BwE. Publicado en: 3 abril 2019

[11] GARCIA, Rodrigo. Mercosur cumple 30 años con cruce de posturas acerca de su apertura comercial. SWI. Disponible en: https://www.swissinfo.ch/spa/mercosur-aniversario–previsi%C3%B3n-_mercosur-cumple-30-a%C3%B1os-con-cruce-de-posturas-acerca-de-su-apertura-comercial/46483764. Publicado en: 21 marzo 2021

Escrito por

Milagro Mengana

Doutoranda em Relações Internacionais pelo Programa de Pós-Graduação San Tiago Dantas. Mestre em Relações Internacionais pelo ISRI (Cuba) e Mestre em Direito Penal pela UO (Cuba). Atuou por sete anos como professora, coordenadora e pesquisadora no curso de Licenciatura em Direito da ULT, Cuba. Atua e tem interesse nas seguintes áreas: Integração Regional e relações bilaterais de Cuba com os países latino-americanos.